Las primeras campañas tuvieron a la muñeca Balay como protagonista. En aquellos años, los electrodomésticos eran un gasto importante y había que convencer al consumidor de cuál era la mejor opción. El cierre “¡Ay!, prefiero una Balay” fue todo un éxito.
Después llegaron los primeros anuncios con imágenes reales, que daban mayor distinción a la marca. Balay se empezó a asociar con comodidad, gracias a eslogans como “Con Balay se puede descansar”.
En los 60 se apostó por profesionalizar la comunicación, utilizando en los anuncios el concepto de facilitar la vida “automáticamente”. Balay apostó siempre por innovar, y consiguió adelantarse de nuevo a los deseos y necesidades de los clientes.
De la imagen prometedora se pasó al futurismo. “Somos automáticos” fue el eslogan con el que Balay abanderó la innovación tecnológica y la modernidad. Se quería transmitir que las casas del futuro tendrían electrodomésticos Balay.
Con el eslogan “Electrodomésticos del mañana, hoy” se asentó la revolución tecnológica que suponía la marca. Nos acercamos más al consumidor, queríamos mejorar su día y a día y despertar sus aspiraciones por un alto nivel de vida.
La familia Alcántara fue protagonista en los 80. Con mensajes como “Con Balay da gusto estar en casa” se transmitía que los electrodomésticos hacían la vida más fácil. Balay aumentó la notoriedad de su publicidad y usó la música como un activo importante.
Era la época de los “Boleros de Balay”. Además, Silvia Munt puso rostro a la marca, siendo su anuncio uno de los pocos testimoniales de la historia de Balay. Se añadía cierto aire de sofisticación y estilo.
Los boleros seguían sonando para explicar las ventajas de los electrodomésticos. Empezamos a usar eslóganes como “De hoy en adelante” y “Electrodomésticos muy pensados” y comenzamos a introducir el concepto de ecología en nuestros anuncios, un mensaje que los usuarios comenzaban a tener presente.
Ahorro, limpieza y silencio eran valores que se seguían transmitiendo.
El ‘Hombre Balay’ marcó el cambio de siglo y de milenio en la publicidad. Él transmitía el concepto de ‘comodidad’ del que se apropió Balay con mensajes como “Por un mundo más cómodo”. La campaña “Mediterráneo” o la revolución que supusieron los hornos con puerta extraíble marcaron otros hitos.
En plena crisis en España, nuestros empleados fueron los últimos grandes protagonistas. “Gracias por elegirnos” y “Un poquito de mi” eran los cierres que transmitían el apoyo de Balay al empleo y el vínculo de los trabajadores con los productos.
Los empleados de Balay salen de la fábrica para desplazarse a la casa de nuestros clientes y descubrir cómo los electrodomésticos están haciendo su día a día más fácil.
Porque lo que más importa de nuestros productos es lo que tú haces con ellos.
A lo largo de los años, Balay ha demostrado ser una empresa cercana y familiar, ganándose, gracias a sus valores, la confianza de millones de españoles. Esto nos ha permitido convertirnos en una marca amiga.
Es por esto que, la campaña 'Tengo un amigo en Balay' plasma relaciones de amistad con personas reales, sin haber recurrido a actores.
En ella mostramos a usuarios, que tienen un amigo en Balay, al que pueden acudir con total confianza a la hora de elegir su electrodoméstico; porque saben que su amigo de Balay les conoce, sabe lo que necesitan y quiere lo mejor para ellos.
Continuando con el concepto de “amigo”, en esta campaña plasmamos lo que implica que Balay sea una marca amiga: está ahí para sus amigos, sabe lo que les gusta y lo que necesitan.
Y no solo eso, sino que saben perfectamente cómo dárselo. Simplemente, un amigo sabe cómo.
En esta campaña mostramos que los empleados, y la marca, conocen perfectamente a sus amigos y qué es lo que más les gusta y lo que necesitan, y saben cómo ponerlo a su alcance. Porque hay cosas que solo sabe un amigo.
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